Actualmente, la recuperación y conservación de la diversidad genética presente en las variedades locales se considera un reto en la viticultura mundial. Además, estas variedades mejor adaptadas a las condiciones particulares de cada zona pueden ser una herramienta de adaptación al cambio climático de la viticultura actual.
La reducción de la diversidad de la vid debida a diversos factores ha sido más pronunciada en zonas aisladas. Un ejemplo son las Islas Baleares, donde, a pesar de su pequeña extensión geográfica, la diversidad de la vid en la historia se considera muy alta.
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