Puedes descargar el mapeo en el siguiente enlace: Mapeo geológico y zonificación de parecelas de variedades minoritarias en Arribes
La zona vitivinícola de Arribes del Duero se sitúa en los extremos suroeste y noroeste, respectivamente, de las provincias de Zamora y Salamanca. Se trata de las tierras en las que el Duero y sus afluentes se encajan a consecuencia de la necesidad que tiene el río de salvar el desnivel (aproximadamente 650 m) existente entre la submeseta norte y las tierras portuguesas. Por eso mismo el río discurre formando un largo y encajado cañón en el granito que, a veces alcanza los 200 metros de desnivel.
En esta zona existe una gran tradición vitivinícola, ya que se dan unas condiciones especialmente favorables para el cultivo de la vid. La peculiaridad de su orografía y situación geográfica, que condicionan la existencia de unas especiales y suaves características climáticas, que sumado a las limitaciones agrícolas de unos suelos más bien pobres, definieron muy pronto la vocación vitivinícola de la comarca. Estas circunstancias, añadidas a la variedad dominante de la zona como es Juan García, que ha asegurado una estabilidad de producciones incluso en las tierras más pobres del arribe, hacen que se conforme un vínculo muy importante entre la tierra y el hombre. Este vínculo lleva existiendo desde la antigüedad, y es que a pesar de que la documentación encontrada esté referida a la primera edad moderna (siglo XV), algunas hipótesis y numerosos lugareños remarcan la posibilidad de que la vid entrara en la zona del Duero a través de las rutas comerciales de los fenicios, siendo los Arribes la entrada del Duero en España desde el Atlántico. Por otra parte, también existe la hipótesis que relaciona la entrada del viñedo con la época de la colonización romana. Probablemente ambas hipótesis sean compatibles, pero en todo caso, queda en evidencia que se trata de una zona de transición clave, que posee una gran diversidad de clases de uvas y un valioso recurso genético que no se puede desaprovechar.
Como ya se ha comentado anteriormente, los primeros indicios claros datan del siglo XV, cuando el comercio se hace activo, y se legisla al respecto. En esta época, los valles del Duero se encontraban mayoritariamente plantados de viña, y se obtenían cantidades y calidades a tener en cuenta. Al obtener grandes producciones, los productores tuvieron que salir a mercados externos con el fin de vender los excedentes generados. A partir del siglo XVI, los viñedos se convierten en el paisaje agrícola más común de la zona, desplazando claramente al cultivo de cereal. Los valles encajados del Duero y sus afluentes se siguen aprovechando debido a las especiales condiciones climáticas que ofrecen, y a la dificultad de plantar algún otro cultivo que no sea viña u olivo. No obstante, el viñedo empieza a expandirse por zonas más interiores, en la penillanura. En aquella época, y también podría decirse que actualmente, los municipios más representativos de la viticultura arribeña son Aldeadávila, Pereña de la Ribera, Villarino de los Aires, Mieza, Masueco y Fermoselle.
Pero no es hasta el siglo XVIII-XIX que la vitivinicultura arribeña se sitúa claramente como el motor agrícola de la zona, favorecida principalmente por el comercio con Portugal y la desaparición de las restricciones comerciales que existían anteriormente. A partir de entonces, es cuando se rompe con la autarquía anterior y surge una actividad comercial más potente, moderna y regulada.
Además, la llegada de la filoxera no tuvo grandes repercusiones en la zona, más bien reforzó el viñedo. Primeramente, con la llegada de la filoxera a Francia, Arribes se vio beneficiada por la demanda de los comerciantes franceses, lo que provocó una subida de los precios del vino, y motivó nuevas plantaciones de viñedo. Y a continuación, con la penetración de la plaga por el Duero desde Oporto, y el asentamiento de ésta en la zona sobre el 1888, a diferencia de otras zonas vitícolas españolas la reacción fue muy rápida, y 15 años después la recuperación ya fue notoria, adoptando su actual configuración y situándola en una buena posición comercial (Garrido, 2002).
En 1998, esa tradición vitivinícola tan arraigada se vio reconocida con el calificativo otorgado por la Administración de “Vino de la Tierra de Arribes del Duero”. Posteriormente, en el 2007 se obtiene la Denominación de Origen Arribes, suponiendo una reactivación de la zona y una apuesta por el cultivo de esos viñedos que forman parte del paisaje cultural.
Los municipios incluidos en la Denominación de Origen Arribes son los siguientes:
- Provincia de Salamanca:
Ahigal de los Aceiteros, Aldeadávila de la Ribera, Corporario, Fregeneda (La), Hinojosa de Duero, Lumbrales, Masueco, Mieza, Peña (La), Pereña de la Ribera, Puerto Seguro, Redonda (La), San Felices de los Gallegos, Saucelle, Sobradillo, Valdenoguera, Vilvestre, Villar de la Yegua, Villar del Ciervo y Villarino de los Aires.
- Provincia de Zamora:
Abelón, Argañin, Badilla, Carbajosa de Alba, Castro de Alcañices, Cibanal, Cozcurrita, Fariza, Fermoselle, Formariz, Fornillos de Fermoselle, Gamones, Luelmo, Mámoles, Monumenta, Moral de Sayago, Moralina, Pinilla de Fermoselle, Pino, Salto de Castro, Santa Eulalia, Torregamones, Villadepera, Villalcampo y Villardiegua de la Ribera.